Zumeta en Zarautz: la experiencia expositiva.

Cuando se comenta una exposición (pintura, escultura, diseño…) inevitablemente se acaba analizando la técnica, el estilo y los medios empleados por el artista, lo que transmite en el conjunto de la obra presentada: eso es lo obvio y lo que se espera. Al artista, a la persona protagonista del trabajo, puede que le sea más interesante y enriquecedor hablar de experiencias, de pálpitos, de las sensaciones, que no hablar de su obra o proponerle halagos, críticas; y para eso, es el espectador el elemento mejor ubicado. Como en nuestro lugar de trabajo coexistimos con un Zumeta setentero, decidimos experimentar al artista en otro lugar especialmente dedicado a él: la exposición en la Plaza del Mercado de Zarautz.

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EL LUGAR.

El primer factor a tener en cuenta: dónde se muestra la obra. El hecho de acercar el Arte a los espacios comerciales o cotidianos no es algo en el caso que nos ocupa, recurrente y menos, baladí. Es importante que se observe la fotografía siguiente que se acompaña puesto que apreciamos la imagen, es decir, se ofrecen estímulos al observador que se traducen en orden, armonía, composición, que ya predisponen al Interiorismo, a pensar que este espacio se puede experimentar con unos criterios arquitectónico/estéticos evidentes. La zona de la planta baja, la que horas antes se llenó de bullicio y trasiego comercial, parece aquí rendir culto (permaneciendo en silencio, en recogimiento) a la exposición de la planta superior. El techado industrial pero cálido, de madera, como la estructura de un barco vetusto y sólido, boca abajo, acoge un buen lugar para exponer Arte. Tiene personalidad. No es malo que un museo, una sala de exposiciones o de muestras, un ferial, tengan personalidad, en contra de lo que algunos piensan; lo malo es que abrume.

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LA EXPERIENCIA EXPOSITIVA.

Si un lugar expositivo tiene personalidad, las piezas que se muestran caen en la posibilidad sombría del segundo plano como ocurre en ilustres museos cercanos. En estos casos, el antídoto más común suele ser la imponencia de la obra expuesta (dimensiones, materiales, espectáculo…) que hace que al final se produzcan conflictos de percepción importantes. Zumeta y el Mercado están en equilibrio, lo que hace del sitio un extraño (por curioso) “hábitat doméstico” para los cuadros muy bien estudiado en su posicionamiento y distribución… están como si formasen parte del contenedor arquitectónico de forma natural, como si se estuviese viendo más que una exposición efímera, una casa señorial de un afortunado coleccionista de Arte contemporáneo, abierta al público; nos hacemos dueños de la situación de contemplación, estamos cómodos. Gracias Zumeta por pensar no solo en la pintura.

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LA OBRA.

La pintura. El homenaje al/a Gernika, que es la “estrella” de la muestra (parece inevitable, por dimensiones), no debe perjudicar el disfrute de la obra de tamaño pequeño, que por otro lado, es el grueso (cantidad) de lo que vemos. Es curioso como las reseñas sobre los artistas, sobre su obra o estilo, se confeccionan casi siempre con el prejuicio de que son colegas del oficio los que las van a leer, llenándose entonces de nombres y referencias casi siempre anglosajonas si estamos ante Arte contemporáneo, desconocidas para la mayoría de los mortales; si estos últimos se acercan a nuestros textos, sigilosamente, sin ruido, para no delatar ignorancia, posiblemente salgan escaldados, nada orientados y con pocas ganas de repetir la experiencia abstracta o moderna. Una lástima.20150725_124431

Pues miren ustedes, la obra de Zumeta es, en muchos casos, muy propicia para el acercamiento a la contemporaneidad, puesto que ofrece la posibilidad de “jugar” con el vislumbre y la reflexión, la imaginación y la síntesis formal que tan bien nos legaron nuestros prehistóricos por estas tierras (no se olviden que Zumeta es vasco), pudiéndose considerar una buena muestra compendiada de técnicas, temáticas y estilos actuales.

Y en todo este “juego” (concepto enriquecedor, aplicado a la contemplación plástica), si queremos que el Arte sea una experiencia, el artista tiene que dar mucha importancia a factores como el lugar, la distribución, los tamaños y la selección de la obra a exponer, los circuitos, la iluminación… Por eso creemos que esta muestra ha sido un buen ejemplo de globalidad artística entendida con honestidad, sencillez y gusto.